jueves, 29 de abril de 2010

No consigo olvidar...


Dentro de unos días, hará ya un año, Carlos se fue a Las Palmas a empezar su travesía. Todo me viene de golpe de una forma aplastante. Intento recordar esos meses, pero no soy capaz de poner un orden. Leo su blog y me doy cuenta de lo asustado que estaba… Sé que yo también lo estaba y mucho, pero que inconscientemente había decidido dejar esos miedos de lado. No quería pensar en el miedo. Debía estar fuerte para él, sonriente para él, optimista. Estar cada minuto que pasáramos juntos animada y alegre por él porque pensaba que eso era lo mejor para llevar todo lo que se avecinaba o al menos eso creía entonces. Nos enfrentábamos a un milagro del que yo no era muy consciente en esos momentos porque había decidido en mi cabeza no serlo. Pero él… Releo su libro del blog y me doy cuenta con resignación que él si lo era y siento con profunda tristeza que yo no estaba ahí, no estaba para esos pensamientos, no quería ser conscientes de ellos. Y mi cabeza se confunde tanto que se llena de sentimientos tan desbordantes…Según leo y recuerdo me doy cuenta que la enfermedad de Carlos era tan difícil, que esperábamos tantos milagros que os aseguro que en esos momentos nos veíamos capaces de superar cualquier cosa. Estábamos juntos, todos, teníamos fuerzas de sobra, imagino… Pero la cosa estaba tan difícil y él nunca me dijo nada y yo nunca quise verlo. Me atormenta la idea de sus noches, sus pensamientos que no compartía, quizá no supe estar para él, quizá podía haberle aliviado más, haberle ayudado a hacerlo más fácil. Todo se me agolpa en la cabeza y no entiendo nada… porque antes mi cabeza estaba bloqueada, no me permitía pensar en nada de eso, sólo debía estar bien para él, ser fuerte por él, pero ahora ya no tengo ese bloqueo, ya no tengo que fingir y todas esas emociones se me agolpan una a una y hacen que me pregunte como él podía aguantar y yo no… Cómo podía seguir día a día cuando yo no puedo… Cómo pude perder tanto tiempo en bobadas y no estar más con él…
Todo el mundo avanza, tira hacia delante siguiendo con sus vidas, pero yo sigo estancada en esa habitación de hospital, sigo parada, de pié, mirando a Carlos y pidiéndole que no se vaya, por favor, que no se vaya, que podremos con esto, que estaré ahí, que no me deje sola… Y sé que debería seguir con mi vida, por Daniela, pero no puedo salir de esa habitación, no quiero. Y todo es oscuro, negro y sigo fingiendo aunque esta vez para otras personas. Qué pasó que no vi? Qué se me escapó cuando no quería perderme nada de su vida, de sus ideas, de sus pensamientos? Carlos, mi amor, qué inocente era…
Hace ya casi un año, empezaba nuestro viaje y yo sólo te quería a ti, sólo vivía por ti y ahora… Te sigo queriendo, amándote hasta el infinito, intentando entender y tú no estás…
Te quiero, mi amor, te quiero tanto que me duele, te quiero tanto como un neutrino en una estrella de neutrones, te quiero hasta la luna y vuelta, te quiero siempre…

jueves, 8 de abril de 2010

20 semanas y 2 días


Habéis visto lo grande que está ya? Hoy me han hecho la ecografía selectiva, y a pesar del hospital, que siempre me pone nerviosa, la prueba ha ido muy bien. Ahí está Daniela, haciéndose grande, como su padre, porque hoy me han vuelto a insistir en que es alta. Según la eco todo está perfectamente, me he ocupado de contar bien sus diez deditos de las manos y sus diez deditos de los pies. Su corazón late con fuerza, a 135 pulsaciones por minuto y ya mide de la cabeza al culito 20cm aproximadamente. No deja de moverse y siempre con las manos en la cara, como si le diera vergüenza que la vieran... Lo mismo es que sabe que desde tan pequeña ya la está viendo mucha gente.
Daniela, la pequeña Daniela. Porque ya es cada vez más ella. Ahora me pregunto en qué se parecerá a Carlos y en qué a mí...
Al salir del hospital, medio a escondidas porque no quiero encontrarme con médicos ni enfermeras conocidas, he vuelto a tener el impulso de meterme en el ascensor para subir a la planta décima. Y poder entrar a la habitación de Carlos y enseñarle a su futura hija... pero ya no está ahí...
Carlos, mi vida, has visto qué grande se está haciendo? Me gusta pensar, mientras veo la eco, que tendrá unos ojos grandes, como los tuyos. Te echo de menos, mi amor, te sigo echando tanto, tanto de menos que me enfado con la gente que me decía que esto pasaría. Ellos qué saben? Mi día a día sigues siendo tú... Te quiero, mi amor, tanto como un neutrino en una estrella de neutrones. Te quiero, siempre...