domingo, 30 de mayo de 2010

Mi oscuridad.


Hoy es 30 de mayo. Hace un año parte de tus órganos dejaron de funcionar: el hígado, los intestinos, el riñón… Hace un año empezaba mi infierno y tú empezabas a descansar del tuyo, al menos eso prefiero pensar. Recuerdo las visitas de los médicos, como empezaban a despreocuparse del aislamiento y se fijaban en otras cosas. Recuerdo acompañarte a múltiples pruebas. Tú y yo, solos. Esta vez eras tú el que llevabas la mascarilla y yo la que intentaba sonreírte. Recuerdo hablar en el despacho del médico para decirme que la cosa pintaba mal mientras yo me disculpaba por empezar a llorar. Recuerdo llamar a tus padres para que vinieran desde Tenerife. Y seguían las pruebas, y seguían los paseos por los pasillos, mientras yo esperaba a tus padres e intentaba hacerte ver que no pasaba nada. Llegó tu padre justo cuando decidieron llevarte a la UCI. Todo pasaba tan rápido… Y una prueba más mientras tu padre iba a buscar a tu madre al barco y yo me quedaba ahí, en ese pasillo, esperando verte. De repente apareciste, cansado, con la mascarilla, en la camilla a las puertas de la UCI. Me miraste y levantaste el dedo pulgar en señal de que todo iba bien y yo te miré, sonreí para no preocuparte mientras te saludaba con la mano y te decía: “hasta luego, mi vida”. Luego llegaron tus padres y yo pude evadirme, esconderme dentro de mí y alejarme del resto del mundo para estar contigo y pasar a nuestra manera, una vez más, los que iban a ser los peores días de nuestra vida…
Puedo decírtelo más alto, puedo gritártelo a voces, puedo mirar el mar con la mirada más profunda y distante mientras te busco, pero no creo que pueda amarte más de lo que te amo. Puedo intentar explicarte todo lo que sentí, pero no quiero hacerlo, sólo quiero que sepas que te quiero, con toda mi alma, que habría hecho cualquier cosa por ti, que habría ido hasta el más oscuro de los infiernos, que eres el hombre de mi vida, mi amor, mi sueño, mi lindo agaporni. Que te quiero, mi vida, que te quiero, siempre…

viernes, 14 de mayo de 2010

Como una veleta


Hace unos meses le pedí a algunos de mis amigos que me grabaran un Cd de canciones que les recordara a Carlos. Canciones que al oírlas vieran a Carlos. Quería música para empezar a ponérsela a Daniela y quería música que le ayudara en su día a conocer a su padre. Creo que, en el fondo, también la quería para mí, para ver si podía recordar, ya que casi no puedo... Respondieron muy bien, como siempre y ahora tengo varios Cds con un montón de canciones que al escucharlas me hacen ver a Carlos y hay canciones tan variadas. Y es que Carlos era así, era super gracioso porque tan pronto le gustaba Sigur Ross, como escuchaba una cursilada de Amaral, tan pronto veía "59´ segundos" en la tv o "Redes", como le encantaba ver "El Tenderete". Y el programa de Pepe Benavente... le encantaba!!! Y yo le miraba y le decía entre risas que no entendía nada, tan inteligente y con tanta inquietud para aprender de todo y veía "Quiero ser como Pepe"!!!
Ese era Carlos. Una veleta... De norte a sur en cuestión de segundos y todas las veces que cambiaba el viento...
Escucho esta canción en uno de tantos Cds y se me encoge el alma y se me rompe el corazón y le siento tanto... que mis lágrimas brotan incluso en mis mayores esfuerzos de pararlas.
Daniela está bien. El miércoles fui al médico y me dijo que pesa 820 grs. Sigue algo grande y creciendo fuerte. No os enseño ecografías porque estos últimos días está un poco retraída y no se deja ver demasiado. Quizá está como yo...
Os dejo la canción. Imaginar que os la canto. Imagina, mi amor, que te la canto...
Carlos, mi amor, mi tesoro, mi sueño hecho realidad... Pienso en tí hace un año, recuerdo que estábamos juntos, que intentaba hacerte reír y ahora... Te quiero, mi vida, te quiero con locura, te quiero siempre...

sábado, 8 de mayo de 2010

Creciendo...


El otro día quizá me dejé llevar demasiado por un mal día, un mal momento. A Carlos no le gustaba dejarse llevar por esos pensamientos invasivos en el blog aunque yo le decía siempre que eso no era malo, porque era bueno que sacara lo que había dentro de él, así podíamos ayudarle... La cosa es que ahora entiendo por qué no le gustaba hacerlo. Quizá por lo mismo que no me gusta a mí ahora.
No me siento culpable. Me siento impotente. Cada mañana, cuando abro los ojos pienso en Carlos , siento una profunda tristeza y me pregunto qué más pude hacer. Qué se me pasó. Qué tiempo perdí. Sólo eso... Luego pienso otras múltiples cosas que prefiero no contaros hoy, porque no están siendo estos unos buenos días. Pero pienso en Carlos, cada día, a cada minuto y eso no es fácil...
Queríais ver como estoy, verme con Daniela y aquí os lo muestro... La enana crece bien, sana y seguro que será una niña fuerte, como sus padres. Porque seguro que ella está llevando todo esto también, a su manera, desde tan pequeñita...
El miércoles vuelvo al ginecólogo, ya os contaré, si? Espero que se deje ver porque la última vez que fui estuvo algo tímida.
Carlos, mi vida, aquí me tienes... Viviendo por tí aunque preferiría vivir contigo. Te quiero, mi amor, te quiero muchísimo y no dejo de pensar en lo que habrías disfrutado con todo esto. Te quiero, mi amor, siempre...