domingo, 14 de noviembre de 2010

Con casi tres meses.


Casi no tengo tiempo para contaros como nos va en el blog. Por las noche acabo tan cansada y con tantas ganas de tener un poco de tiempo para mí que, en cuanto se duerme la enana, desaparezco para el resto del mundo. Y es que pasar 24h del día con una niña es agotador, pero a la vez es increíble...
Daniela ya se ríe a carcajadas, coge algunas cositas, aunque luego no sabe soltarlas, y demuestra que reconoce a personas con una gran sonrisa, aunque a decir verdad, regala sonrisas a todo aquel que le hace alguna monería. Mi cuñado le rapó el pelo el otro día porque le sigue creciendo de punta, así que se lo cortamos todo lo posible para que no parezca una salvaje. Ha estado algo costipada, pero incluso eso lo vamos superando. Está grande, grande y preciosa...
Y yo... estoy algo mejor con ella. Ya me tiene conquistada y me siento algo más relajada. Desde que pasé al biberón me he quitado algo de ansiedad de encima y lo noto. Debo ser de las pocas madres a las que la lactancia materna le ha sentado fatal... Aún sigo sin tiempo, sin tiempo para nada y la casa se me sigue cayendo encima porque me siento demasiado sola en ella. La ausencia de Carlos está tan presente desde que dí a luz que a veces pasar tanto tiempo sola en casa se me hace demasiado duro. El día 5 de diciembre me vuelvo de nuevo a mi pueblo. Necesito estar rodeada de gente, aunque las navidades no van a ser mi mejor época...
Carlos, mi vida, te echo tanto de menos... Te siento en todas partes, pero sobre todo te siento por las noches, cuando me meto en la cama e imagino que, como hacíamos siempre, juntamos nuestros piececillos para dormir más tranquilos sabiendo que estamos uno junto al otro. Te quiero tanto, mi amor, nunca podré dejar de quererte. Te quiero siempre... Espérame, si?