
En casa.
A pesar de estar un poco resfriado este pasado fin de semana lo he pasado genial. Sofá, lectura, películas y risas. Por supuesto, con Ana a mi lado. Las salidas imprescindibles para hacer acopio de víveres de primera necesidad y poco más. La verdad es que es un gustazo de vez en cuando un fin de semana así.
Hemos descansado y recuperado fuerzas y espero que toda la tripulación lo haga estos días. Ya tenemos una fecha concreta para zarpar. El próximo domingo nos vamos a Las Palmas, de donde partiremos ese mismo día con rumbo al esperado Cabo de Hornos.
Ana y yo hemos recibido la noticia con una sensación extraña. Esperábamos que nos dijeran que nos fuéramos cuanto antes. Sin embargo, una vez que nos lo han dicho, que es tan inminente, nos hemos quedado un poco fuera de lugar. Me imagino que hemos hecho el cálculo de lo que nos queda juntos en Tenerife disfrutando de lo que tenemos ahora y se nos ha hecho muy corto. Por otro lado, estoy convencido de que es mejor irse cuanto antes y evitar riesgos de una posible recaída. Sin querer, mezclamos las ganas de que todo acabe cuanto antes con la pretensión de que todo continúe como ahora, pero somos conscientes de que lo de ahora tiene fecha de caducidad si no vamos a Las Palmas. Se juntan las fuerzas y la confianza que tenemos actualmente con el miedo a estar separados y el temor a las complicaciones que se avecinan. En definitiva eso, una sensación extraña. A lo largo del día se nos ha ido pasando y esta tarde ya estábamos echándonos unas risas tranquilamente, en casa, juntos.
Llega el momentote de partir. Durante casi todo el proceso he de estar acompañado y afortunadamente mis padres, que son los más grandes y Ana, que está fuera de concurso, se turnarán para que no esté sólo nunca, cosa que les agradeceré eternamente.
En espíritu, además me acompañará toda la tripulación, a la que también se lo agradeceré eternamente. Mantendremos alejados el frío y el miedo y cruzaremos el Cabo de Hornos a bordo de nuestra nave. Las estrellas harán de guía y cuando arrecien las tormentas, la lluvia o las nubes, serán nuestros sueños los que nos indiquen el camino a seguir. De una cosa estoy seguro, lo conseguiremos.